viernes, 8 de agosto de 2014

Entre Mariposas

Este es un poema de Hrand Nazariantz. Él era un poeta armenio, quien nació en Iskudar en 1880. Estudió en París y Londrés y fue desterrado de Italia.



Su poema Las mariposas se basa en una creencia oriental, según la cual "el día en que aparecerá la antigua luz divina, todos renaceremos convertidos en mariposas".

LAS MARIPOSAS

Te lo confieso, amigo; como un sueño
de gloria, en el reposo de los muertos
y en la alegría de los vivos, una
tarde profunda y triste
surgirán infinitas mariposas,
dóciles y obedientes, que los cielos
tornarán castos con su castidad;
después, con gran dulzura, tiernamente,
descenderán sobre la tierra antigua,
sobre la historia triste de la tierra,
como un sueño de gloria, para todos,
muertos y vivos.

Nube de incienso, nube inmaculada.
Que como un alma múltiple, opulenta,
se deslizara en el incendio rojo
de los crepúsculos;
nube movible en la inmovilidad
del horizonte vasto. Blanca, extática,
consoladora bendición. Las alas
de cada mariposa ritmarán
un preludio de paz, radiante olvido
para el viejo planeta sollozante
que todavía albergará a los hombres,
sus preces, sus locuras y sus ansias...
Sobre las aguas férvidas, tranquilas,
y junto a las riberas sin murmullos,
las mariposas tenderán el vuelo
que apagará la esclavitud terrena;
cesará entonces toda ley tiránica
que mueve las esferas
y será libre el horizonte inútil,
cuando descenderán en haces de oro
las leves mariposas,
como un sueño de gloria para todos,
muertos y vivos.

Será el plenilunio. Su blancura
se cernerá sobre la angustia humana,
secando llantos y cubriendo horrores;
con su blancura suave cubrirán
todas las fealdades de la tierra.
Habrán de descender con su purísima
candidez matutina, encantadora;
más pura, digo, que la nieve pura;
más pura que la leche maternal;
más pura aún que el alma de los ángeles,
para gloria y ornato de los vivos,
por el reposo eterno de los muertos.
Como lluvia inocente y bienhechora,
por todos los caminos del Oriente,
vendrán, innumerables y el silencio.
¡OH, ilusión de los ojos que soñaron
amor en demasía! ¡Oh, ilusión
de los que han suspirado en demasía
por la pureza, y con exceso amaron
el sueño y la locura!

En tal revelación, ¡qué gran silencio!
¡Qué tremolor alado y misterioso!
La vieja humanidad quedará atónita
cuando esa Navidad venga a la tierra.
Por ella nacerá a una nueva vida;
por ella abordará a la playa ignota
de un nuevo continente afortunado,
meciéndose en el ritmo melodioso
de las olas del mar de lo infinito.
Y todo será blanco, de exquisita
blancura. Todo blanco, todo blanco,
bajo la nieve de las mariposas.

En esa noche, noche semejante
a una noche de amor, dulce, seráfica
como un sueño de gloria,
todos los peregrinos del Oriente
cargados andarán de las delicias
que en la ilusión del paraíso hallaron.
De luz se vestirá el oscurecido,
lo hará el desengañado de esperanza;
miel y granadas llevarán consigo
los amargados. Les darán escolta
musas y mariposas. Cruzarán
efímeros países, los países del sueño y de la muerte.
cumplirán, los ingentes peregrinos,
un voto de estupor y hollarán graves,
el florido camino donde crecen
la salvia y el tomillo; blanca ruta
nunca colmada, cuando en ella se oye
la apelación suprema del destino.

A media noche, apasionadamente,
los peregrinos
penetrarán en las ciudades santas,
en las dulces ciudades ideales
que cordialmente les acogerán.
Y ante las trémulas constelaciones,
las calladas ciudades vaporosas
se tornarán risueñas,
para dicha inefable de los vivos,
bajo la nieve de las mariposas,
cándida y pura
como un sueño de gloria, y blanca,
blanca...

Traducción: Alfonso Maseras. (Material proporcionado por Esperanza Alquijay).

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