lunes, 4 de agosto de 2014

Una pérdida más

La vida está llena de ciclos y uno de los más difíciles de superar es la pérdida de un ser humano. Entiéndase padres, hijos, amigos amados o un ser especial que ha logrado llegar más allá y tocar el alma con emociones inigualables.

Cuando alguien se va es tiempo de honrar todo lo que ha pasado.  Recordar con alegría cada día que se vivió junto a este ser, agradecer su presencia en nuestras vidas y poco a poco soltarle para que todo alrededor se transforme.

Nadie ha dicho que está etapa sea sencilla. Se llora, en ocasiones una tristeza profunda nos invade y el miedo llega porque no sabemos cómo seguir adelante.

Cada uno vive sus duelos, llora su dolor, da vida a sus recuerdos y tiene sus propios deseos.  Qué hacer en ese tiempo.  Los psicólogos y estudiosos tienen diversidad de métodos que se resumen en el perdón y el amor.

Es tiempo de armar un mapa personal. Destinar un espacio para sentir y sacar todo lo que se necesite de alma, llorar, dibujar, escribir y en lo personal eso de emborracharse o drogarse para no sentir dolor me parece una pérdida de tiempo para la sanación.

Creo que es mejor sentir.  También ayuda hablar con alguien de confianza y luego ponerse una fecha para empezar a trabajar en el amor.

El amor al recordar las cosas buenas.  El paso de las semanas nos dan la oportunidad de buscar actividades que nos gusten y disfrutemos, una caminata, viajar, una obra de teatro especial, una buena película, libros con sentido que nos hagan reflexionar o nos levanten el ánimo.  Poner nuevos retos y metas por pequeños que sean.

En síntesis llenarnos de amor desde el interior.  Darnos un abrazo interno y palabras de ánimo para seguir y no desmayar.

A otros les ayudará la adrenalina. Los deportes extremos o los juegos mecánicos podrían ayudar en esa tarea de encuentro interior. Para los que quieran paz la oración y/o meditación también son armas de fiar, si su inclinación es más espiritual.

Buen viaje de recuperación y no importa a quién perdimos sino reestablecer el amor.  Nunca olvidaremos a esos seres especiales, pero el cariño se mueve y se transforma. 

Si amamos podemos sembrar un árbol en honor a ese ser que se ha ido, ayudemos a otras personas que necesitan atención y cuidados o compartamos con los más necesitados.  Pequeños detalles que transforman nuestro universo.